Primero conecta, después redirige
Uno de los errores más frecuentes que cometemos los padres con un niño frustrado, es que en pleno desborde emocional nos ponemos a conversarle, a negociar o a ofrecerle alternativas.
¿POR QUÉ ESTO NO ES TAN BUENA IDEA?
Resulta que en un desborde emocional estamos en pleno secuestro amigdalino, que es más o menos como cuando furia se hace cargo de los controles y todo es fuego y caos y destrucción.
Básicamente imagínatelo así: en un desborde emocional, sus partes racionales están en modo desconexión. Y cuando le hablas, o negocias, o preguntas, esos mensajes van derechito a su lado racional (que está desconectado), entonces más que construir comunicación, estás agobiándole aún más de lo que está.
Funciona básicamente igual que esa vez en que enloqueciste en una pelea con alguien, y estabas en modo furia y gritos y escándalo, y alguien te dijo ya, pero cálmate. Esa frase definitivamente no calmó a nadie en una pelea en toda la historia de la humanidad 😂
¿Y QUÉ TOCA HACER?
Primero que todo, necesitamos hacernos cargo de contener la emoción. Sea cual sea el motivo que la gatilló. Independientemente de si sientes que tu hijo tiene o no tiene razón, no importa si tú consideras que la emoción no se justifica. LA EMOCIÓN SIEMPRE DEBE SER CONTENIDA.
En su libro "El cerebro del niño", el Dr. Daniel Siegel y la Dra. Tina Payne Bryson nos hablan de una de las estrategias más poderosas para los desbordes emocionales y pataletas, que es "Conecta y Redirige".
Esta técnica no solo aborda los comportamientos problemáticos, sino que también fortalece el vínculo entre padres e hijos y promueve el desarrollo emocional y cognitivo del niño.
¿Qué es "Conecta y Redirige"?
La estrategia "Conecta y Redirige" se basa en la comprensión de que los niños, especialmente en momentos de estrés o conflicto, pueden quedar atrapados en su actuar emocional y perder el acceso a sus funciones lógicas, como la capacidad de negociar, comprender o evaluar (y es por eso que en las pataletas puede ser que intentes darle a tu hijo ideas ultra sencillas que por algún motivo parece no entender, a pesar de que sabes que sí tiene la capacidad de hacerlo).
Durante una rabieta o un momento de frustración, es inútil intentar razonar con el niño inmediatamente. Primero, necesitamos conectarnos emocionalmente con ellos para luego poder redirigir su comportamiento de manera efectiva.
Paso 1: Conecta con la emoción
El primer paso para aplicar esta estrategia es conectar emocionalmente con el niño. Esto implica validar sus sentimientos y mostrar empatía sin juzgar. Algunos consejos para lograr esto incluyen:
- Escucha activa: Presta atención a lo que el niño está diciendo y cómo lo está diciendo. Usa un lenguaje corporal abierto y mira a los ojos.
- Validación emocional: Reconoce y valida los sentimientos del niño. Frases como "Veo que estás muy enfadado" o "Entiendo que esto te hace sentir triste" pueden ser muy efectivas.
- Contacto físico: Un abrazo, una caricia en el hombro o simplemente estar cerca puede ayudar a calmar al niño y hacerle sentir seguro.
- Estrategias de regulación emocional: Puedes utilizar estrategias que hayas probado antes (y de las que te contaré más en profundidad en el siguiente blog), como la mesa de la calma, recursos sensoriales o un semáforo de emociones.
Recuerda que cuando estamos en modo emocionalidad, no damos paso al diálogo, sino que a la calma a través del cuerpo. Abrazos, respiraciones y voz calma son excelentes aliados en esta etapa.
Una vez que notas que ya no todo es caos, podemos entonces redirigir:
Paso 2: Redirige hacia la racionalidad
Una vez que el niño se sienta comprendido y sus emociones hayan sido validadas, estará más receptivo a las soluciones lógicas y a la redirección de su comportamiento. Aquí algunos métodos para redirigir:
- Ofrece opciones: Dar al niño opciones le permite sentir que tiene cierto control sobre la situación. Por ejemplo, "¿Prefieres recoger tus juguetes ahora o después de cenar?"
- Soluciones creativas: Involucra al niño en la búsqueda de soluciones. Pregúntale qué piensa que podría hacer para resolver el problema o cómo podría mejorar la situación.
- Establecer límites claros: Es importante mantener los límites de manera firme pero cariñosa. Por ejemplo, "Entiendo que no quieras dejar de jugar, pero es hora de cenar. Después de cenar, puedes volver a jugar un poco más."
La estrategia "Conecta y Redirige" es una herramienta para cualquier cuidador o cuidadora que desee criar a sus hijos con empatía y efectividad. Al conectar emocionalmente con nuestros hijos antes de intentar redirigir su comportamiento, no solo abordamos el problema inmediato, sino que también fomentamos un desarrollo emocional saludable y fortalecemos nuestro vínculo con ellos.
Implementar esta estrategia puede transformar la manera en que manejamos los desafíos diarios de la crianza y conducirnos a una relación más armoniosa y enriquecedora con nuestros hijos.
¿Y tú habías cometido ese común error de intentar razonar en plena pataleta? 🥹🥹🥹
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