Spoiler: Yo tampoco cumplí lo que me prometí cuando nació mi hijo
Cuando nació mi hijo me hice mil promesas de perfección en la crianza: juré y rejuré que mi hijo nunca jamás iba a usar pantallas y que en mi casa sólo habría libros. Y aunque no siento que lo haya hecho tan mal, la realidad es que en algún momento Peppa Pig igual terminó echándome una manito para poder ducharme.
Entre las dificultades de trabajar y criar sola, la interacción social y mi propio uso de pantallas, mantener las pantallas completamente alejadas de mi hijo fue una promesa que no me cumplí. Pero en vez de darme con el látigo de la culpa por eso, me enfoqué en estudiar mucho y dedicarme a aprender de cómo hacer del entorno digital un espacio seguro y controlado.
Porque aunque no me haya cumplido esa primera promesa, sí me estoy cumpliendo esta: no quiero permitir que las pantallas terminen ocupando por completo toda mi relación con Alonso, mi pequeña criatura de 10 años.
Y por eso creé este curso.